7.12.08

Navidad en Madrid, una buena excusa para visitarnos

En los últimos días he dado un par de paseos por el centro de mi ciudad, Madrid, acercándome un poco al ambiente navideño del centro, con las luces, el mercadillo de cosas para el belén y la casa de la Plaza Mayor... La verdad es que hacía mucho que no paseaba por estas zonas en estas fechas y, al visitarlas con mi pequeña hija de dos años, he redescubierto un excelente reclamo para que los turistas nos visiten: puede que nuestra navidad no tenga el glamour de la neoyorquina, pero sí es un buena ocasión para conocer un Madrid ligeramente diferente y bastante entrañable.

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Por supuesto, no soy el único que se ha dado cuenta de esto y de hecho prácticamente todo el centro está literalmente abarrotado de gente, muchos madrileños con niños como un servidor pero también se ven muchos turistas que están disfrutado de la ciudad durante este puente de la Constitución.

Varias son las razones que justifican este viaje que les propongo: en primer lugar conocer la ciudad con la iluminación navideña, polémica en los últimos años y quizá algo menos espectacular éste, pero que sigue siendo de las más llamativas de España y, desde luego, le da un toque completamente diferente a calles que conocemos también como Alcalá o el Paseo del Prado y a monumentos como la Cibeles o la Puerta de Alcalá.

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Otro motivo puede ser el viejo mercadillo de artículos navideños de la Plaza Mayor, también algo menos exuberante este año que en mis recuerdos (esto puede deberse a lo mentirosa que suele ser la memoria para estas cosas o a que este año sea efectivamente más pequeño por culpa de la prohibición de vender artículos de broma que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid, siempre tan amigo de meterse en tonterías de estas para molestar a sus propios vecinos), pero que en cualquier caso merece una visita, sobre todo si tiene usted niños a los que les encantarán las figuritas de belén, las panderetas y las mil chorradas decorativas.

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Y una tercera razón absolutamente válida es, por supuesto, la posibilidad de hacer compras de cara al consumismo navideño en el que ya estamos inmersos, y también por motivos menos habituales como conseguir un décimo de lotería de Doña Manolita, la administración más famosa y tradicional de Madrid y cuyos números se reparten (o dicen repartirse) en la Puerta del Sol por vendedores ambulantes que nos prometen a gritos "¡¡el gordo de Doña Manolitaaaaaaaa!!".

Además, este año las compras vivirán probablemente un final de diciembre interesante para el consumidor (al menos el que se lo pueda permitir) ya que el descenso de la demanda y la fuerte competencia harán que muchas tiendas adelanten la temporada de rebajas con descuentos importantes incluso antes de acabar el año.

Y, por supuesto, la navidad no cambia un ápice la habitual oferta cultural y de entretenimiento de Madrid, por ejemplo el Prado tendrá durante estas fechas dos excelentes exposiciones temporales que también justificarían por sí mismas una visita a la ciudad: una de Rembrand que acaba el 6 de enero y otra con la colección de escultura clásica del Museo Albertinum de Dresde.

No me negarán que es un menú la mar de apetecible...

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