Oporto es una ciudad sucia, con un aspecto algo abandonado y, en la mayor parte de sus zonas turísticas, da una inequívoca apariencia de pobreza. Es vieja y está llena de arrugas como una anciana, pero también es hermosa, fresca y luminosa como una actriz.
Y tiene el río, el Duero, el viejo Douro, que sería capaz de refrescar y embellecer la ciudad más fea del mundo. Y las bodegas, las calles con sus cuestas, los puentes de hierro...
Oporto se vuelca hacía el río con una brusquedad que sólo se puede entender cuando, como hice yo, se llega al borde del Duero en un caluroso día de agosto y recibe el fresco abrazo de las aguas. Para ello se ha tenido que descender desde la parte alta de la ciudad, sobre todo desde la Avenida de los Aliados más plaza que otra cosa a pesar de su nombre, y pasar luego por la espectacular estación de trenes y por la terraza junto a la catedral, desde la que tendremos un primer punto de observación privilegiado sobre parte de la ciudad y el río.
A partir de allí las calles estrechas con vertiginosas pendientes buscan el agua con la avidez de un sediento, y cuando la encuentran disfrutan de un río amplio, tranquilo y hermoso, que recorre sus últimos kilómetros pausadamente, como queriendo disfrutar también de la ciudad que lo contempla en un cruce de miradas que es como el de una pareja de ancianos, que se aman todavía y que aman poder seguir amándose a través de los años.
Es, y no quiero hacer un juego de palabras con su famoso vino, una ciudad con sabor, de esas en las que aun hoy se percibe la maduración que les han dado los siglos de ajetreo, con calles hechas al fuego lento de los años y no con la planificación "moderna y racional" de un acontecimiento tan espectacular como olvidable.
Pero es un sabor complejo, que sólo los buenos viajeros sabrán paladear y que, como los grandes platos y los grandes vinos, debe degustarse con calma, deteniéndose en cada sorbo, en cada esquina, y siendo consciente de lo excepcional que es que, a través de los años, ese bocado haya llegado hasta nosotros.
24.8.08
Oporto y el sabor
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1 comentario:
Adoro Porto.
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